Vivimos en la era de las prisas y ya nadie está acostumbrado a esperar. Hemos perdido la paciencia y la tolerancia a la espera. Nos hemos convertido en seres inmediatos y reactivos.
No es de extrañar que, como sociedad, nos enfrentamos a enfermedades como trastornos ansiosos cronificados que antes eran minoritarias y que ahora azotan a niños desde los 10 años.
En este contexto, si no aprendemos a frenar el mundo nosotros, el exterior nos engulle, llevándose nuestra vida, nuestras sensaciones, nuestro estar aquí se queda atrapado en el túnel de la prisa.
La buena noticia es que el freno lo ponemos nosotros.
La buena noticia es que el freno lo tenemos nosotros.

Podemos aficionarnos a las muy inocuas pausas mindful. Tú estarás reconectando y nadie a tu alrededor se dará ni cuenta.
- Pausa mindful, café mindful, cigarro mindful
Date cuenta de todas las oportunidades que se te presentan diariamente para retomar el control y parar la vorágine de pensamientos que se dirigen al futuro (cómo será mi día, qué tengo para hacer, recordar tu seguidilla de reuniones o de cosas que has dejado sin acabar, etc) y al pasado.
- Úsalas
En muchas ocasiones tendrás la tentación de tomar tu celular y pasar el rato. Intenta resistirte, el celular sólo te engulle un poco más, aunque de una forma diferente. Observa cómo te cansa y te aporta un poquito más de ansiedad y ruido mental. Tus pausas ordinarias están aquí para que salgas de la rueda y vuelvas a la vida. Mientras estés en tu break no dejes que el futuro o el pasado campen a sus anchas.
- Hazte turista en tu vida
La forma más fácil de entender la desconexión mental que aporta el mindfulness es recordar cómo te sientes cuando estás en un sitio nuevo, con todo el tiempo del mundo y con la actitud abierta a explorar y descubrir.
Sigue estos 3 pasos, siente tu presente, respira tu viaje en metro, reinventa tus espacios ordinarios y todo el resto se acomodará para mejor.
Fuente: Ruiz Stinga Studio (agradecemos a Carina Stinga su permiso para poder compartir este artículo)